Voluntariado en Chiapas

Nayeli sonriendo

En la primera de mis dos semanas en San Cristóbal de las Casas conocí a Nayeli. Tiene 12 años y 3 hermanitos menores de los que se está encargando casi todo el tiempo dado que su madre está esperando actualmente a su octavo hijo. El hermano mayor tiene 13 años y ayuda a su papá en una tortería, por lo que yo nunca lo he conocido en persona.

Nayeli no ha asistido a la escuela y no es porque ella no quiera. La realidad lejos del turístico andador del centro de la ciudad es muy compleja. No puedo resumirla, pero en ella juegan factores como la pobreza y la exclusión social (que llevaron al levantamiento zapatista) y también el machismo y el analfabetismo.

Nayeli y sus hermanasUn día le pidió a una de mis compañeras que le escribiera su nombre. Lo usó como modelo y empezó a hacer planas.

Es obvio que quiere aprender.

Ella vive en la zona de Los Alcanfores (regida por usos y costumbres), donde Kiara Beltramello por suerte fundó en su propia casa “La Casa Gandhi”. Ahí vive modestamente pagando su renta y, con limitados recursos, recibiendo a niñas y niños para darles un refuerzo escolar, para que aprendan a cuidar el medio ambiente y también para que desarrollen una conciencia social. Ella hace pan y recibe comidas de las familias de los niños como compensación por su actuar, eso le ha permitido sostenerse ahí.

Kiara es una italiana que asumió el reto de vivir una vida distinta, confiando en el poder de la organización comunitaria y en la promoción de una nueva manera de vivir. En su oasis no rechaza ningún niño y se acopla a sus realidades.

Con el apoyo de voluntarios, Kiara ayuda a un grupo de edades muy variadas y con necesidades (y realidades) muy distintas entre sí.

Hay niños pequeños (incluyendo el mismo Gandhi, hijo de la fundadora) que prefieren jugar lo más posible. También hay otros que quieren aprender, pero tienden a distraerse rápido con las actividades de los demás; otros simplemente tienen ya responsabilidades de adultos que no les permiten llevar una vida de normal niño estudiante.

Esta dura realidad es uno de los factores más importantes a considerar.

El proyecto de Casa Gandhi necesita de personas dispuestas a cansarse atendiendo niñas y niños de variadas edades, que no se frustren al tener que adaptar sus planificaciones previas y, sobretodo, que tengan la conciencia de que esto puede significar muchísimo en la vida de estas criaturas que te abren sus corazones con una facilidad enorme.

Yo escribo esto cuando estoy a punto de terminar mi voluntariado en el área. Quisiera poder estar aquí mucho más tiempo y compartir lo que sé con unos cuantos, ayudarlos a avanzar en la medida de lo posible.

Pero la realidad es que debo volver a mi país y encontrar un trabajo.

Algunos se quedarán más de lo originalmente planeado, como le sucedió a la misma Kiara hace más de diez años. Ojalá.

Yo no podré ver la siguiente etapa: Casa Gandhi se moverá más arriba del cerro a un terreno propio. El otro día fuimos a preparar los ladrillos de adobe para su edificación. Kiara volverá a empezar como ya lo hizo antes. Se llevará consigo la estructura de madera que instaló hasta este año para ampliar la zona y estar protegidos durante la época lluviosa. Ya está pensando en posibles soluciones para asegurar que los niños de abajo puedan seguir llegando (como lo han hecho los de arriba hasta el momento). Sea como sea, seguirá necesitando apoyo y quizá alguno de ustedes podría brindarlo.

Si desean, pueden contactar directamente a Kiara y prestar su ser. Si quieren información más detallada o actualizada o apoyar con materiales de aprendizaje, dinero o -quizá- apadrinando a un niño o niña, por favor contacten a Kiara a través de su facebook (Ella misma reconoce sus limitaciones para tener o mantener un sitio web).

Yo fui un simple voluntario y lo único que hago es asumir la responsabilidad por cualquier información equivocada que pueda haber plasmado en este sitio.

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Por último les dejo este video filmado durante las fiestas de la primavera en abril de 2013:

Escrito por Mario Guevara